Juan¿es?
Con el propósito de matar el tiempo que me quedaba libre entre mi última clase y una cita importante, esta tarde me he acercado a Shibuya para presenciar en la tienda de discos HMV un miniconcierto promocional de la gira que Juanes va a empezar por Japón. En teoría, sólo podían acceder al recinto los portadores de una entrada que iba incluida en su último disco editado por estas tierras (que, huelga decir, no he comprado, hay mejores músicos, compositores y sobre todo letristas que él). A falta del salvoconducto, he desempolvado el viejo encanto Micko y me han dejado pasar.
En total habría algo menos de 50 personas, entre las que nos contábamos 5 representantes del sexo masculino, así que al menos 45 eran guapas. Tras el sempiterno presentador japonés de los chistes malos ha aparecido en escena Juanes con el pelo rapado (como yo) acompañado de un guitarrista (bastante bueno) para ofrecer 4 canciones en acústico. Por lo visto, alguien se ha molestado en crear le idea de que en los conciertos de Juanes las chicas han de tirar sujetadores al escenario, pero, como esto es Japón y las chicas son pulquérrimas japonesas, ¡los sacaban de una bolsa! ¡nuevos! ¡limpios! Aparte de que tirar un sujetador al escenario es bastante cutre, tirar uno recién comprado y sin usar es de lo más antifetichista.
Terminado el concierto y tras un ¡SOS!o intercambio de preguntas entre el presentador (aah), Juanes (diciendo lo mismo que dicen todos) y el público (auchs), se ha formado una fila para saludar al colombiano y entregarle sus regalos. Una echaba lagrimitas, otra le apretaba las manos haciendo reverencias, incluso ha habido una que le ha frotado la cabeza (yo llevo el mismo peinado, pero les aseguro que no hay forma de convencerlas...).
Y es que no entiendo eso de perder la cabeza con los famosos (mucho menos con los productos), que son tipos que pueden hacer sus cosas mejor o peor, pero que, en el fondo, son tipos. Una vez le dijo Javier Bardem a una entrevistadora que le tiraba los tejos algo como: "Si yo fuera el panadero de la esquina, tú no me mirarías dos veces". Y qué razón tenía. El nivel de interés (dejando aparte el tema de negocios) de un famoso interesante es equivalente al de un desconocido interesante (y a la parte contratante de la primera parte); y el de cretinismo es el mismo que el de alguien anónimo, aunque el primero sea el doble de peligroso... Que Juanes pueda ser de los interesantes, no lo cuestiono aquí, pero no hay que dejarse engañar. Incluso yo tengo mis defectos. Que ya tenemos cierta edad...
Y menos mal que me he enterado de que su nombre es la abreviatura de Juan Esteban; por un momento, temí que fuera un plural y que hubiera dos. Menudo susto.
En total habría algo menos de 50 personas, entre las que nos contábamos 5 representantes del sexo masculino, así que al menos 45 eran guapas. Tras el sempiterno presentador japonés de los chistes malos ha aparecido en escena Juanes con el pelo rapado (como yo) acompañado de un guitarrista (bastante bueno) para ofrecer 4 canciones en acústico. Por lo visto, alguien se ha molestado en crear le idea de que en los conciertos de Juanes las chicas han de tirar sujetadores al escenario, pero, como esto es Japón y las chicas son pulquérrimas japonesas, ¡los sacaban de una bolsa! ¡nuevos! ¡limpios! Aparte de que tirar un sujetador al escenario es bastante cutre, tirar uno recién comprado y sin usar es de lo más antifetichista.
Terminado el concierto y tras un ¡SOS!o intercambio de preguntas entre el presentador (aah), Juanes (diciendo lo mismo que dicen todos) y el público (auchs), se ha formado una fila para saludar al colombiano y entregarle sus regalos. Una echaba lagrimitas, otra le apretaba las manos haciendo reverencias, incluso ha habido una que le ha frotado la cabeza (yo llevo el mismo peinado, pero les aseguro que no hay forma de convencerlas...).
Y es que no entiendo eso de perder la cabeza con los famosos (mucho menos con los productos), que son tipos que pueden hacer sus cosas mejor o peor, pero que, en el fondo, son tipos. Una vez le dijo Javier Bardem a una entrevistadora que le tiraba los tejos algo como: "Si yo fuera el panadero de la esquina, tú no me mirarías dos veces". Y qué razón tenía. El nivel de interés (dejando aparte el tema de negocios) de un famoso interesante es equivalente al de un desconocido interesante (y a la parte contratante de la primera parte); y el de cretinismo es el mismo que el de alguien anónimo, aunque el primero sea el doble de peligroso... Que Juanes pueda ser de los interesantes, no lo cuestiono aquí, pero no hay que dejarse engañar. Incluso yo tengo mis defectos. Que ya tenemos cierta edad...
Y menos mal que me he enterado de que su nombre es la abreviatura de Juan Esteban; por un momento, temí que fuera un plural y que hubiera dos. Menudo susto.
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