Entropía
El sábado por la mañana, me acerqué a una tienda de Shibuya que tenía anunciado un fin de semana de importantes descuentos en sus productos de la planta baja. Por supuesto, para poder conseguir algo interesante acudí a primera hora de la mañana, y, como después tenía que tocar, lo hice acompañándome del acordeón. Tras abrir la tienda, sin tiempo para coger el ascensor, bajé por las breves escaleras y aparqué el instrumento a su lado, en un lugar en el que consideré no iba a estorbar a nadie. Una vez realizadas mis compras y con la tienda abarrotada de gente, me dispuse a salir para ir a trabajar, mas cuando me acerqué a las escaleras un empleado me dijo que por favor utilizase el ascensor para salir. Le indiqué que tenía que coger mis bultos, a lo que no puso, lógicamente, ningún impedimento. Una vez armado con el acordeón me di cuenta de que llegar hasta el ascensor (en la otra punta de la tienda) me iba a costar lo suyo, iba a molestar a todo el mundo (pasillos estrechos y una multit...