El niño que pintó para Hitler

No hace mucho mi queridísima suegra me sorprendió con un regalo. Un Daruma (el monje budista Bodhidharma) pintado en una piedra.




















Yo lo tengo sentado al piano todo el día.















El autor, el señor Shimada, residente en Takasaki, fue el niño que pintó para Hitler. Recordarán que el dictador alemán, antes de decidirse a hacer carrera como genocida, intentó convertirse sin éxito en pintor (que lo sepan los niños, más vale un mal pintor que un buen genocida), así que su afición a esta disciplina artística queda más que demostrada -estos días se van a subastar algunas de sus obras-. Al aliarse Japón con la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo el capricho de hacerse con un dibujo de un escolar japonés. Dicho y hecho, el gobierno nipón organizó un concurso nacional de dibujo escolar que ganó este señor. A pesar de la mala situación que atravesaba Japón durante la guerra, la familia fue premiada con gran cantidad de sacos de arroz, un verdadero tesoro. Ni picassos, ni vangoghes, seguramente fue el dibujo mejor pagado del mundo, porque salvar la vida no tiene precio. Afortunadamente, tras aquello, se mantuvo apartado de los dictadores y, actualmente, el señor Shimada se dedica a hacer visibles las formas que le sugieren las piedras. Me gusta mucho su Daruma.

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