Un archipiélago se balanceaba

Hoy ha vuelto a tocar terremoto en Japón. Afortunadamente para nosotros, no ha pasado nada en Tokio. Desafortunadamente para los habitantes de Miyagi no ha sido así y han sufrido una sacudida de 7'2 grados Richter que ha dejado varios heridos. Los trenes se han parado, y los pasajeros han tenido que caminar hasta la estación más cercana. Como siempre, un desastre; y eso que estamos en Japón, que es un país preparado para todo este tipo de catástrofes que, en cualquier otro lugar del mundo, hubieran tenido consecuencias de proporciones espeluznantes.

Porque si no fuera por el coste humano y material que suponen y el riesgo que presentan, los terremotos serían bastante divertidos. En Tokio ha tenido una intensidad de 4 grados Richter. Me ha pillado en casa, leyendo tumbado en la cama y, al principio, he tenido serias dudas sobre lo que estaba pasando. Sentía como si hubiera alguien dando golpes al colchon desde debajo de la cama, lo que me ha extrañado, así que he pensado que estaba desarrollando algún tipo de enfermedad muscular que me causaba espasmos. Menos mal que he visto que la lámpara se balanceaba ligeramente y me ha quitado todas las dudas y toda la angustia.

Por momentos, estando de pie llega a ser difícil notar el temblor y uno símplemente siente un ligero mareo, como si las cosas no estuvieran en el sitio que les corresponde, pero tampoco se sabe muy bien por qué. Ahora bien, tumbado o apoyado en la pared no hay equívoco.

Este año están ocurriendo muchos terremotos, más que el pasado y muy potentes. Esperemos que no continúe así la cosa, que hay gente que lo pierde todo, incluso la vida.

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