Mea culpa

Sesenta años del final de la Segunda Guerra Mundial han tenido que pasar para que Japón haya pedido disculpas por su brutal política colonial en Asia durante la primera mitad del siglo veinte. Ya saben que Junichirô Koizumi no es santo de mi devoción, precisamente, pero a pesar de llegar demasiado tarde y demasiado cerca de unas elecciones, es un gesto loable. También se ha reprimido de su visita anual al al Templo Yasukuni pararendir homenaje a los espíritus que se dice descansan allí de los militares japoneses muertos en la contienda, entre los que hay varios condenados por esa tautología llamada crímenes de guerra. Visitas que encendían las iras de chinos y coreanos y no mejoraban precisamente las relaciones de Japón con los países vecinos. Sin embargo, aunque menos que el año pasado, varios miembros del Jimintô, el partido conservador en el poder, sí que han seguido la tradición. Con unos comicios a la vuelta de la esquina, no quieren perder los votos de los sectores más rancios de la derecha japonesa. Comicios que, según las encuestas se les encaran positivamente, permítanme que me eche a temblar. Y es que el 11 de septiembre no ha sido una muy buena fecha en la Historia de la humanidad, acuérdense de Chile.

Ahora sólo falta que más países sigan el ejemplo de Japón y empecemos a hablar de la conquista de América, las cruzadas, el colonialismo europeo, etc. Ánimo.

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