Hala, maño
El sábado fui invitado a una recepción en la Embajada de España ofrecida a todos los aragoneses residentes en Japón con motivo de la visita de tres consejeros del Gobierno de Aragón. Debo confesarles que yo fui, principalmente, a comer. La idea era, tras saludar a Julio y a su mujer -diplomáticos amigos y amigos diplomáticos- pasar la velada entre la barra y las mesitas, ya saben: jamón, vino aragonés, salmón, un cocinero preparando sushi a tu orden, delicatessen varias y exquisitos postres (diferentes tartas y macedonia de frutas de calidad suprema).
Al final, acabamos hablando con varia gente, amigos de Paco Barberán, personal del cuerpo diplomático, del Gobierno de Aragón, e incluso un consejero vino a saludarnos. Desconozco su gestión política, pero parecía una persona agradable.
Al final, acabamos hablando con varia gente, amigos de Paco Barberán, personal del cuerpo diplomático, del Gobierno de Aragón, e incluso un consejero vino a saludarnos. Desconozco su gestión política, pero parecía una persona agradable.
No hay nada como ser emigrante para que tu propio gobierno te invite a comer.
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