El caballo blanco de Santiago
En un edificio de cinco alturas, terminadas mis labores en la planta cuarta, me dirijo al ascensor junto a un pequeño grupo de gente que tenemos en común la intención de volver (cada uno) a (su) casa. Por alguna razón misteriosa, al ascensor le da por visitar la quinta y (recuerden) última planta antes de escupirnos a la calle. Al abrirse las puertas, vemos a un señor esperando que nos pregunta muy educadamente "¿Éste ascensor va de bajada?". Afortunadamente, otra persona se encargó de responder.
Comentarios
Será el "cansancio" de un día de labores al "estilo japonés" ? o querría ya un "viaje directo" al tengoku !