Su tabaco, gracias

En un programa de curiosidades acaban de hacer un pequeño reportaje sobre el "Concurso nacional de cajeras de supermercado de Japón" del cual, este año, se ha celebrado su 23ª edición. Como estoy seguro de que no pueden vivir sin él, se lo cuento.


El engendro empieza con un desfile de cajeras en sus mejores uniformes en un remedo de los desfiles olímpicos al que sigue un juramento de "juego limpio" -algo tradicional en las competiciones deportivas japonesas- que efectúa una representante. Esta vez se le olvidó el final.


A partir de ahí, cada cajera se enfrenta, detrás de un mostrador con caja electrónica, a varias pruebas, como cobrar o responder preguntas de las clientas. Absolutamente todas usan el mismo sistema: sonrisa falsa, falsísima, voz de pesadilla (como oír a un personaje de dibujos animados teniendo un orgasmo), reverencias romperiñones y construciones de cortesía estereotipadas.


Vamos, que si me atienden a mí así, seguro que no vuelvo. Recuerdo con agrado a la cajera que trabajaba en el Día situado a 100 metros de la plaza Bonanova de Barcelona, que aparte de ser amable y guapísima, me perdonaba los céntimos de euro; o a la gente de Taj Mahal, verdaderos maestros del mostrador...


Han llegado los deportes capitalistas. ¿Tendrán subvención de la embajada Norteamericana? Para compensar, ¿habrá lanzamiento de hoz y martillo en las próximas olimpiadas?


Cuando acaben de comprar, dénle ánimos a su cajera de confianza.

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