El coche sustituto

Diciembre es un mes caro para todo el mundo: los regalos y las tradicionales (casi obligatorias en Japón) fiestas de fin de año las cobra en divisas, pero los excesos lo hace en vidas. Y es que el alcohol hace (tragos y) estragos en la carretera cuando el conductor va borracho.

Una solución por todos conocida es volver en taxi, pero mucha gente prefiere el riesgo (propio y ajeno) antes que la incomodidad de dejar el coche en el centro (u olvidarse, un familiar estuvo semanas sin acordarse de dónde había aparcado su moto) y tener que ir a buscarlo al día siguiente (les aseguro que, con resaca, los desplazamientos en tren son terribles).

Sin embargo, los fácilmente embriagables nipones han dado con la solución perfecta: el coche sustituto, dos conductores (perfectamente sobrios) y vehículo. Mientras uno se encarga de llevarte cómodamente a casa, el otro te sigue en tu coche. Algunas tabernas tienen incluso acuerdos con estas compañías para ofrecer sus servicios a los clientes más obnubilados. Debe de ser, deduzco, más caro que el taxi (si no, cojo uno para ir a todas partes), pero ¿quién quiere ser el más rico del cementerio?

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