Dimas, di más

Y lo dijo. Y yo se lo cuento, porque ya tengo más detalles de la historia del buen ladrón. El sujeto (ahora más sujeto que nunca), por lo visto, robó 44 millones de yenes porque no podía pagar la hipoteca.

Tras cometer el robo, pensó en esconderse una temporada hasta que se calmaran las cosas. Las prisas le hicieron dejarse un millón en el coche, que dejó abandonado. Escondió 10 millones en un bosquecillo y, como no necesitaba más, devolvió el resto antes de pasar a paradero desconocido.

Tanto quiso devolver que no reparó en que necesitaría dinero para permanecer oculto. Y una semana después, muerto de hambre y frío, no lo aguantó más y se entregó a la policía. Hasta les ahorró el trabajo.

Si van a planificar un robo, cosa que no les puedo recomendar, no lo hagan basándose en las películas de cine negro. Todas acaban mal.

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