La sangre con letra sale

Acabo de leer en el periódico Yomiuri la calidad pedagógica de algunos institutos en Japón. Por lo visto, en Fukuoka, un profesor que pillo a un alumno dormido en clase tuvo la ocurrencia, no sólo de despertarlo, sino de llevárselo a la sala de profesores y facilitarle un papel y un cutter para que, como castigo, escribiese una redacción sobre su comportamiento ¡en sangre!

El alumno, que o bien era demasiado tonto, o bien no se había despertado del todo, o bien era demasiado japonés, lo hizo.

Al final, la historia acabó con una disculpa del insituto y del profesor hacia la familia, en vez de con la pena de cárcel e inhabilitación que hubiese sido adecuada.

Que en España daban miedo los alumnos, pero aquí dan miedo los profesores...

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