Superestrella de policía

Ya estarán enterados por la prensa de todo el mundo de lo que se ha venido a llamar en Japón el Livedoor Shock o, lo que es lo mismo, cómo Livedoor, la empresa de Horiemon, ha hundido todas las bolsas del planeta. Aquí todavía siguen las aguas revueltas y no se sabe muy bien en qué va a acabar la cosa. El único que conoce su final es Hideaki Noguchi, íntimo colaborador de Takafumi Horie que se suicidó haciéndose el harakiri.

El aluvión de noticias sobre el tema hizo que, al ver imágenes del registro al que fue sometida la sede de la empresa en Roppongi Hills, recordase algo que me había llamado la atención hace tiempo, pero no les había comentado: que los periodistas hacen pasillo a los inspectores de policía. Lo que quiere decir que llegan antes que ellos y que, si ellos lo saben con suficiente antelación para desplazarse, también lo puede saber quien va a ser investigado con suficiente antelación para destruir pruebas. Tal vez esté confundido, y podría ser incluso que una avanzadilla, orden judicial en mano, se encargue de impedirlo, pero aun así no le veo sentido a montar un circo semejante sólo para satisfacer la sed de fama de los sufridos servidores de la justicia. No creo que esto deba condicionar los horarios de trabajo de agentes que realizan una importante función social, sean basureros en Los Ángeles o policías en Tokio.

Y mañana hablaremos del gobierno. Eso o les cuento la nevada de hoy.

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