Calvos sexys (ni un pelo de tontos)
Imagínenselo como la versión nipona de Don Limpio (Mr.Proper) -a las generaciones más jóvenes les será más sencillo visualizar al Lex Luthor de Smallville-. Si tuviera barba, seguro que le saldría de un natural color azul. Pero las mentes biempensantes pueden estar tranquilas porque ya está detenido y a la sombra por amenazas.
El señor Limpio (que, dicen, poseía una extensa biblioteca sobre hipnotismo y control mental) era la envidia de todo Japón, ya que convivía con 10 mujeres (chúpate esa, Alan Moore) , una de 53 años y nueve en la veintena. Iba repitiendo un ciclo de matrimonio y divorcio instantáneo en estricto orden con las 10 (chúpate esa, Elizabeth Taylor). Cuenta que, desde pequeño, ha venido teniendo un sueño en el que se le revelaban unas palabras mágicas para conquistar a las mujeres, palabras que no puede decir a nadie bajo el riesgo de que le ocurra una desgracia. Sin embargo, que él se ocupara de todas las tareas domésticas mientras (chúpate esa, Don Algodón) sus (ex) esposas trabajaban supongo que algo tendría que ver en su éxito.
Mediante entrevistas laborales para un falso puesto de secretaria podía conocer a las aspirantes e intentar seducir a las que le hicieran tilín (dicen que las entrevistaba en un cuarto oscuro, iluminado exclusivamente con un foco de luz brillante, como en esas cárceles secretas de la CIA que, nos dicen, nunca existieron...). Pero, recientemente, ha sido denunciado y detenido por amenazas por decirle a su 11º interés romántico que, si no se (¿)casaba(?) con él, se condenaría al infierno.
Triste final para un intento -legítimo o no, no lo sab(r)emos- de dinamitar las costumbres y la estructura social. Si bien parece que eso no va a suceder a corto plazo, si que nos deja la posibilidad abierta de recordar este caso a quien nos amenace con el infierno. Incluso podremos emprender acciones legales (bendita jurisprudencia). Y eso es un divertido triste consuelo.
El señor Limpio (que, dicen, poseía una extensa biblioteca sobre hipnotismo y control mental) era la envidia de todo Japón, ya que convivía con 10 mujeres (chúpate esa, Alan Moore) , una de 53 años y nueve en la veintena. Iba repitiendo un ciclo de matrimonio y divorcio instantáneo en estricto orden con las 10 (chúpate esa, Elizabeth Taylor). Cuenta que, desde pequeño, ha venido teniendo un sueño en el que se le revelaban unas palabras mágicas para conquistar a las mujeres, palabras que no puede decir a nadie bajo el riesgo de que le ocurra una desgracia. Sin embargo, que él se ocupara de todas las tareas domésticas mientras (chúpate esa, Don Algodón) sus (ex) esposas trabajaban supongo que algo tendría que ver en su éxito.
Mediante entrevistas laborales para un falso puesto de secretaria podía conocer a las aspirantes e intentar seducir a las que le hicieran tilín (dicen que las entrevistaba en un cuarto oscuro, iluminado exclusivamente con un foco de luz brillante, como en esas cárceles secretas de la CIA que, nos dicen, nunca existieron...). Pero, recientemente, ha sido denunciado y detenido por amenazas por decirle a su 11º interés romántico que, si no se (¿)casaba(?) con él, se condenaría al infierno.
Triste final para un intento -legítimo o no, no lo sab(r)emos- de dinamitar las costumbres y la estructura social. Si bien parece que eso no va a suceder a corto plazo, si que nos deja la posibilidad abierta de recordar este caso a quien nos amenace con el infierno. Incluso podremos emprender acciones legales (bendita jurisprudencia). Y eso es un divertido triste consuelo.
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