Bebé a bordo
El semáforo cambió a verde y no me dio tiempo a sacar la foto con la tranquilidad que hubiera deseado. Últimamente veo muchos camiones con un compartimento plástico transparente en las puertas de la cabina, que algunos utilizan para decorar su vehículo.
Cabe suponer que, aunque el hábito no haga al monje, la estética nos revela parte fundamental de los valores y la personalidad de cada indivíduo. No es el camión tuneado más llamativo que he contemplado en estas tierras, ni mucho menos (intenten imaginar uno de esos de road movies americanas llenos de neones y dibujitos fosforescentes... los hay), pero, tal vez, sí es el más contundente.
El camionero (en el mejor de los casos un antiuo profesor harto de los abusos de los estudiantes y seguidor de ese gran pedagogo que era sin duda Herodes) escogió un motivo con unos muñecos que representan a niños casi de teta gritando y pidiendo auxilio, que no invita, precisamente, a subir (tal vez se trate de una campaña secreta contra el autoestop).
En cualquier caso, recomiendo ir andando y, antes que sacar el dedo, tal vez sea mejor cortárselo uno mismo (a lo yakuza caído en desgracia) que arriesgarse a un viajecito en ese compartimento.
Cabe suponer que, aunque el hábito no haga al monje, la estética nos revela parte fundamental de los valores y la personalidad de cada indivíduo. No es el camión tuneado más llamativo que he contemplado en estas tierras, ni mucho menos (intenten imaginar uno de esos de road movies americanas llenos de neones y dibujitos fosforescentes... los hay), pero, tal vez, sí es el más contundente.
El camionero (en el mejor de los casos un antiuo profesor harto de los abusos de los estudiantes y seguidor de ese gran pedagogo que era sin duda Herodes) escogió un motivo con unos muñecos que representan a niños casi de teta gritando y pidiendo auxilio, que no invita, precisamente, a subir (tal vez se trate de una campaña secreta contra el autoestop).
En cualquier caso, recomiendo ir andando y, antes que sacar el dedo, tal vez sea mejor cortárselo uno mismo (a lo yakuza caído en desgracia) que arriesgarse a un viajecito en ese compartimento.
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