De vuelta

El viaje no pudo empezar mejor, y seguro que ustedes han tenido algo que ver son sus comentarios en el post anterior. Cuando facturaba, la señorita me informó compungida de que todos los asientos de Clase turista (Economy) estaban ocupados y, pidiéndome disculpas (¿!) me preguntó que si me importaría viajar en Bussines. Casi le doy un abrazo allí mismo. Los asientos eran reclinables casi 180 grados, espaciosos y cómodos; la comida era bastante buena, y la tripulación era verdaderamente amable, incluso en Clase Turista, en la que volé desde Zurich a Barcelona. Un 10 para Swiss International Airlines.

Sin embargo, al llegar a España me tengo que enfrentar de nuevo al choque cultural. Primeramente, porque en Japón me era sencillísimo colocarme fuera de las masas, pero en España me resulta, por razones obvias, imposible. Por otro lado, la atención al usuario, por ejemplo en los trenes de Barcelona, es tercermundista, la conexión a internet va mucho más lenta, a las 7 de la mañana todavía es de noche, e Zaragoza hace un frío que pela... y sólo acabo de llegar. Por supuesto, ya saben que me encanta quejarme de todo (con razón, pero con vicio) y también España tiene, como todos los lugares, cosas buenas de las que tengo intención de disfrutar. , Ahora estoy,
como dirían los japoneses, en mi "verdadera casa", (la de mis padres) y es una mezcla extraña entre las cosas que han cambiado, las que siguen igual y otras que han cambiado pero siguen igual al mismo tiempo...

Seguiré informando.

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