Cenando fuera

Bien por lo apretado del horario o bien por placer, de vez en cuando toca cenar fuera y la verdad es que mi nuevo hogar, Higashinakano, está bien surtido de buenos lugares para ello. Sin embargo hay dos lugares pintorescos que me tienen bastante intrigado por la peculiaridad de su hilo musical.

El primero de ellos es un local de râmen (ya sabe, fideos chinos) y gyôza (empanadillas) que, a pesar de que está lleno de humo de la plancha que se pega a la ropa como una lapa (algo decisivo por lo que no voy muy a menudo), tiene un sabor muy rico. Los restaurantes de râmen son para comer solo o con unas cervezas y unos colegas, así que se encuentran grupillos alegres y solitarios oficinistas indiscriminadamente. Pues este local ofrece a sus clientes piezas orquestales, bien de música clásica desgarradora o bien versiones instrumentales de boleros, con lo que consigue un ambiente melancólico de muy señor mío. Cualquier día un señor encorbatado se echa a llorar y le crece la sopa.

El segundo es un sitio de carne a la parrilla (por supuesto, coreano), también muy rico, donde probé por primera vez el hígado crudo (tiene que ser fresquísimo y viene acompañado de pasta de ajo). Me acompañó toda la velada música de The Drifters, pero no del grupo estadounidense del mismo nombre, sino de un quinteto humorístico-musical japonés, que pudiera ser el equivalente a nuestros Pajares y Esteso, que tuvo su momento de gloria en los años 60 y 70 y que suenan así en una canción en la que intentan aprender inglés. En sus últimos tiempos contó con la figura de mi querido Ken Shimura, ya saben, el del Puchi puchi.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Buenas... al fin salgo del escondite donde acostumbro a leerte en las sombras y saco algo de tiempo para postear.

Ojo con lo que cuentas, que con lo loco que estoy, cualquier día me planto allí a probar una de esas empanadillas (lo del hígado crudo me llama menos)

Por cierto... como podemos escuchar algo de esa resurrección de Blood Mary's??

Cuídate

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