Las batallitas del abuelo

El 3 de noviembre, Día de la cultura, se celebró en Asakusa el 時代祭 Jidai Matsuri, una procesión en la que desfilaba lo más granado de la ciudad: los vistosos bailes de las garzas blancas y del dragón dorado, personajes de época y muchos samuráis. Como pueden comprobar, la gallardía de los aguerridos guerreros no dista mucho de la de nuestros alabarderos de la Semana Santa. Ambos inspiran pavor, pero por motivos distintos a lo que les gustaría. La foto no lo refleja bien, pero el anciano de verde daba la impresión de pesar menos de 50 kilos (aunque yo estoy en 58.8 ahora), y andaba con la gracia de un atleta de marcha lumbálgico. Me complacería pensar que la nostalgia militarista no está en sus mejores momentos, pero fue triste ver unas abuelas (¿tal vez sus abuelas?) diciendo que qué monos estaban unos niños disfrazados de samuráis poniendo posturitas con sus espadas y disparando muerte imaginaria al público con sus rifles. A mí me encantaba jugar de niño con espadas y pistolas, pero no creo que mono sea el mejor epíteto.




























































Fotos: Miguel Sierra

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