Una preocupación frecuente
Es una preocupación frecuente, que conduce irremediablemente a la más profunda depresión en personas de cualquier edad, el pensar que uno es irrelevante para el mundo. Pero estamos de enhorabuena, porque esto ya se ha demostrado falso: En el antártico los pingüinos estercoleros te odian. Y te odian en singular, con nombre y apellidos. Haciendo tres filas muy juntitos para combatir el frío en lo alto del acantilado, con el flequillo al viento, sus ojos entrecerrados siempre apuntan, enfebrecidos, hacia donde quiera que te halles, otorgándote relevancia. No pienses en enfrentarlos, porque su determinación es tenaz. Solo graves impedimentos de tipo orográfico y biológico evitan que se presenten en tu puerta y te den tu merecido. Si te sientes poca cosa, no lo olvides: los pingüinos estercoleros siempre están pensando en ti.